lunes, 6 de abril de 2015

Luces de Abril

Mi idilio con la Costa del Sol nace de la luz. La primera vez que pisé Málaga, nada mas bajarme del avión, una luz desconocida me inundo. Para alguien nacido, criado y vivido en la Galicia profunda (costera pero profunda) ese nivel de luminosidad, esa calidez a una hora temprana (eran las once de la mañana) me resultaba desconocido. 

Descubrí después que ni de lejos la costa Andaluza era única en este tipo de luminosidad primaveral. Los que vamos en dirección contraria somos nosotros, pensé al volver a casa. Es curioso como la luz del sol influye en nuestro carácter y en nuestra forma de ver la vida. Algo así debe suceder en Rías Baixas y en otras zonas al sur de Galicia. La vida se ve diferente y por eso las decisiones, las estrategias son diferentes....digo yo.

Una serie de informaciones me han llevado a valorar de un modo mas profundo que está bien o que debería ser "lo correcto" a nivel "revolucionario" en ciertos apartados de la gestión que se lleva a cabo en el mundo del vino en esa DO, perdón, en esa zona geográfica mas bien. Hay que ser justos y dar la razón a quien la tiene; la DO Rías Baixas es una anormalidad historia. Ni es una, ni es uniforme ni se debe únicamente a una variedad. No. Aunque se empeñen.

Por otra parte, hay varios hechos que debemos dar por ciertos y que, a falta de quien los discuta con datos, son parte del modo de gestión y motivan las cruciales decisiones que se están tomando y que salen a la superficie estos días. Son tres:

1- Hay una cantidad indeterminada de vino (en miles o millones de litros) que reposa en los depósitos de los grandes grupos, las cooperativas y algunas bodegas. Este vino procede del superávit provocado por la cosecha de 2011 y la desfachatez de autorizar aquel año hasta 16.000 kilos por hectárea (límite máximo autorizado por la DO).

2- Esta cantidad indeterminada de vino provoca la salida al mercado de albariños a precios irrisorios que dan la sensación al sector de la distribución de que todo el monte es orégano y promueven una guerra de precios a escala. Algo remotamente similar a lo que pasa con la leche (remotamente, para entendernos).

3- En este contexto, es inviable hablar de una subida del precio de la uva en los próximos dos o tres años. Bueno, es inviable si uno es razonable. Si no, pues nada. Allá cada quien. 

Por tanto, la realidad está llevando a terrenos difíciles de explicar en un post sin meterse en un lío.  Pero, como los charcos están para meterse en ellos, adelante, metámonos. Pondré un ejemplo.

Digamos que tengo un viñedo viejo de albariño. Una hectárea. Aquí, en ese viñedo inventado, yo suelo vendimiar, de media, entre 6.000 y 9.000  kilos. Son viñas viejas (entre 40 y 60 años) y su nivel de producción es el que es, pero de una calidad aplastante. La viticultura se hace con respeto, pero por circunstancias quiero alquilarlo. ¿Que precios podría manejar?. Bueno, la libertad es absoluta, pero en función de mis rangos de vendimia, pedir entre siete y ocho mil euros podría ser razonable. Esto nos deja un precio de alrededor de 1,14€/Kilo. Teniendo en cuenta que no voy a gastar nada en la viña, que la viticultura y la vendimia la harán otros y la calidad supuesta de mi viñedo, podríamos incluso discutir que el precio bajase hasta los 0,90€/Kilo. En un año malo me llevo unos 6.000. Hasta aquí las cuentas de la vieja.

La realidad dice que por un terreno de esas características se piden hasta 15.000 euros en alquiler, que  hay quien está dispuesto a pagarlos y que es muy difícil que lleguemos a ver nunca ese viñedo embotellado por separado y sin formar parte del "tótum revolútum" de cualquier cooperativa. Y la pregunta es clara, ¿Por qué?

La respuesta es también clara. Mejorante. Cuando uno embotella, por ejemplo, a 5 € para el Lidl debe mejorar millones de litros y debe hacerlo básicamente para evitar que lo que ya de por si es un mal vino se convierta en uno infumable. Alquilar esa viña, teniendo cierto grado de garantía en su viticultura, garantiza también (entre comillas) que lo que uno hace va a estar mejor que la media. Que va a subir esa media, de hecho. Solo así se explica pagar por la uva mas de lo que paga la mayoría para, al final, mezclar lo que cuesta esa uva con otras infinitamente mas baratas y peores.

En 2013, el precio medio de la uva en Rías Baixas se movió entre los 0,75 y los 1,30 €/kilo. Así las cosas, es muy difícil, por no decir imposible, que los vaticinios de las autoridades se hagan realidad antes de una década. Primero, deshacerse de lo que hay, luego, pagar lo que en realidad debería  costar la uva.

Y es por esto por lo que pasa todo lo demás. Cuando uno coge una azada, sube monte arriba y se pone a limpiar malas hierbas. Cuando uno se pasa días enteros podando, atando y revisando la viña, con lluvia, con frío o con calor. Cuando uno batalla con el oídio, el mildiu y compañía sin mas armas que el sulfato de cobre (o nada). Cuando uno se dobla o estira a vendimiar a mano no le gusta un carajo que le paguen por el kilo de uva un euro o menos. Porque vendimiar 6.000 kilos de uva cuesta un huevo, mano de obra y demás y seis mil euros no llega ni para empezar (impuestos a parte). 
Es mucho mas razonable hacer todo eso, elaborar como buenamente se pueda y vender el producto de tu trabajo por unos cinco euros la botella. Donde va a parar.

Y así es como se sustancia un problema y al mismo tiempo una solución. 

Hay en Rías Baixas la friolera de 6.031 viticultores ¡para solo 172 bodegas¡. Y de esas 172, solo 6 producen mas de medio millón de litros. Sin embargo, 116 producen 50.000 litros o menos y nada menos que 35¡ no producen mas de 5.000. Vivir de vender escasamente 6.000 botellas. Y creciendo 

Si asumimos que esas 35 bodegas nunca venderían  su uva por mucho mas de 1,50€/kilo es lógico que valga la pena asumir el riesgo de elaborar para tratar de vender tu producción a un precio medio entre los 3,60 y los 5,40 €/botella (en bodega). Arriesgado, pero lógico.

Los que me leen habitualmente se preguntarán; oye, ¿a que viene todo esto?. La respuesta es sencilla. Todas las revoluciones tiene cifras. El coste del pan en la Francia del XVIII, los costes del carbón en Alemania antes de la II Guerra Mundial y entre guerras, el precio del petróleo antes de la invasión de Irak en el 91. Las revoluciones son siempre por algo que tiene relación directa o bien con el dinero o bien con la demografía. O bien con ambas cosas. La razón de la revolución del vino parte del hecho económico de que sea mas rentable hacer buen vino que vender uva para que se haga malo. Todo lo demás es marketing. 

Y vale la pena saberlo. 

La luz de Abril suele ser inspiradora para muchas cosas. Una de ellas es la pintura y Degas o Denis Belgrano, pintor malagueño de finales del XIV y principios del XX fueron grandes pintores de primavera. Gente inspirada por una luz distinta que inició revoluciones, pintó la realidad o asumió simplemente que los tiempos cambian, se quiera o no se quiera, para dejar atrás lo establecido y empezar un tiempo nuevo.

Aunque no se quiera. Aunque se empeñen.  







* Fotos: Blog arteprivadoyinmuebles.blogspot.com.es, Wikipedia y de este blog. 

2 comentarios:

Guillermo Manuel de Villena dijo...

Poderoso caballero es don Dinero, ya sé que es un tópico, una expresión recurrente pero que sigue siendo tan válida como el primer día, y lo seguirá siendo por mucho tiempo.
Mientras se hagan las cosas por dinero no por la mera satisfacción de hacerlas así nos va. (Y este comentario da igual si está en un blog de vino o de leche como dices...Cuánta razón).
Saludos.

José Luis Louzán dijo...

Guillermo:

El dinero nunca es el problema. Nunca.
El problema es la avaricia, la ostentación o el abuso.
Ganar dinero, de forma legítima y ética está bien, porque muchas veces lleva implícito lo que tu dices, el cariño por hacer las cosas, la satisfacción de hacerlas bien.

El problema no es querer ganar dinero, es querer ganarlo por no hacer nada....

Un saludo y gracias por pasarte, es un honor
:-)